
Estuvo en la casa de las familias chilenas hasta hace pocas décadas. De no haber sido así, imposible explicarse por qué muchos lo reconocen. El niño con cara de pena se vendía como pan caliente. Pero detrás de esta iconografía ochentera, se escondía un mito. Uno que hizo que esas mismas familias terminaran llevándolo a la hoguera. Un rumor empezó a correr, poderoso e imparable, y terminó por convertirse en mito. Y como tal, mientras más se ventilaba, más versiones generaba:
1. El cuadro, del que también se vendían reproducciones en óleo en la Plaza de Armas y en algunas pinacotecas, traía mala suerte. Las familias que lo llevaban para decorar sus casas, se peleaban o vivían catástrofes.
2. De medianoche, el que quisiera, podía hacer pacto con el mismísimo diablo. Había que invertir el cuadro para lograrlo.
3. Si el cuadro se giraba en 90 grados, era posible ver a una figura monstruosa que aparecía devorando al pequeño. Esto demostraba supuestamente el carácter maléfico de la pintura.
4. La mejor forma de terminar con la maldición del cuadro, era quemándolo.
Más info http://www.latercera.cl/medio/articulo/0,0,38039818_90162750_318008409,00.html
Saludos a todos....
1 comentario:
no es de mi época jejeje...pero yo era así de chiquitito...y los ojos me cambiaron de color..jajaja...
Heraldo..
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